Los veranos son cada vez más asfixiantes, los otoños se prolongan hasta diciembre y la primavera se adelanta. En definitiva, el calor es una constante durante gran parte del año, con temperaturas cada vez más extremas. Este escenario convierte las ciudades en auténticos hornos donde transitar en determinadas horas, días o incluso semanas se vuelve insoportable.
La solución ideal pasaría por más zonas de sombra, espacios con agua y mayor vegetación, pero estos cambios pueden tardar años en materializarse.
Sin embargo, la arquitecta Belinda Tato y su estudio Ecosistema Urbano han desarrollado una alternativa innovadora y de rápida implementación: Polinature. Esta iniciativa, presentada en El Abrigo, un pódcast de Gibeller presentado por Raquel Aullón, busca mejorar el confort climático en espacios públicos sin necesidad de esperar grandes transformaciones urbanas.
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Ecosistema Urbano y la visión de Belinda Tato
Desde su fundación en el año 2000 por Belinda Tato y José Luis Vallejo, el estudio Ecosistema Urbano ha trabajado en el diseño de espacios públicos que favorezcan la interacción social y la vida en exteriores de forma cómoda también desde el punto de vista climático. Han desarrollado proyectos en todo el mundo y han sido reconocidos por su enfoque innovador en arquitectura y urbanismo.
Actualmente, Belinda, profesora de Arquitectura del Paisaje en la Universidad de Harvard, y José Luis, docente en la Universidad de Columbia, continúan explorando formas de hacer las ciudades más habitables.
Uno de sus últimos proyectos, Polinature, ya ha sido implementado en ciudades como Madrid, Shanghái, Indiana y en la propia Universidad de Harvard, donde ha demostrado ser una solución eficaz para mitigar el calor urbano como cuentan en el pódcast.
Polinature: un oasis urbano
Polinature es un diseño modular y autosuficiente que crea microclimas más frescos en el entorno urbano. Su estructura se basa en andamios reutilizables, lo que minimiza residuos y facilita su instalación y desmontaje.
“La idea era encontrar sistemas adaptables y accesibles económicamente en gran parte del mundo”, explica Belinda Tato.
El diseño incorpora 1.400 plantas nativas que atraen polinizadores, colocadas en bolsas de jardinería. Además, cuenta con un sistema de generación de brisas mediante textiles que, al detectar temperaturas elevadas, se hinchan y refrescan el ambiente. En la parte superior, se han instalado paneles solares para garantizar su autosuficiencia energética, mientras que un sistema de riego por irrigación mantiene la vegetación. Para evaluar su eficacia, sensores monitorizan la temperatura dentro y fuera de la estructura, permitiendo medir su impacto en el confort térmico urbano.
Los resultados en Harvard han sido prometedores: se ha logrado reducir la temperatura hasta en 5 grados en su entorno inmediato. Más que un simple refugio climático, Polinature funciona como un oasis urbano que fomenta la interacción social y el bienestar en espacios públicos.

¿Cómo podemos replicar soluciones así en nuestras propias ciudades?
La pregunta ahora es cómo los profesionales del diseño y la arquitectura pueden replicar soluciones de este tipo en cualquier otro proyecto público. Belinda pone el foco en las siguientes cuestiones:
La importancia de la vegetación y el agua en las ciudades
Uno de los mayores desafíos urbanos es la falta de sombra y zonas verdes, muchas veces percibidas como un problema más que como una solución, tal como dice Belinda:
“Cada calle y cada zona urbanizada debería contar con un número determinado de árboles por metro cuadrado y eso en algunas ciudades ya lo tienen claro y lo están haciendo, porque se sabe que esto no va a menos, sino que va a más y hay que intentar generar entornos que faciliten el que la gente pueda estar al aire libre.”
Por suerte, como ella misma nos comenta, algunas ciudades ya han comenzado a implementar normativas en esta dirección, conscientes de que el cambio climático no se detendrá y es necesario adaptar los entornos urbanos para garantizar el bienestar de sus habitantes.
Otro aspecto clave es la gestión del agua de lluvia y la recuperación de elementos tradicionales como fuentes y lagos, que contribuyen significativamente a refrescar el ambiente.
Educación y participación ciudadana: claves para ciudades resilientes
Según Belinda, la educación es fundamental para construir mejores ciudades y ecosistemas, pero no basta con planificar a futuro, es necesario actuar ahora. “Hay que prometer un futuro mejor, pero también proveer soluciones en el presente”, señala. La participación ciudadana es esencial para hacer que el espacio público sea más accesible y funcional para todos.
También destaca la importancia de que los niños comprendan desde pequeños que forman parte del ecosistema y no algo ajeno a él.
“Cuando uno hace un espacio público, de nuevo, y lo pavimenta todo, lo impermeabiliza y no pones sombra y no pones árboles, pues ya estás lanzando un mensaje, ¿no? Entonces, claro que es educativo y tiene que ser soporte para una mayor educación. Hay una cita que me encanta que es mandamos a los niños a la escuela a educarse cuando la educación tiene lugar en el camino a la escuela. Es decir, lo que aprende uno es lo que aprende en su vida de día a día, no solo lo que aprende en el aula”, comenta Belinda, enfatizando el papel educativo del entorno urbano.
Desafíos para arquitectos y urbanistas
En resumen, en el pódcast se destaca que los profesionales del urbanismo se enfrentan a múltiples retos en la búsqueda de soluciones para mitigar los efectos del cambio climático. Entre ellos Belinda Tato describe los siguientes:
- Adaptarse a las altas temperaturas y encontrar soluciones rápidas y asequibles.
- Superar normativas rígidas que dificultan la implementación de innovaciones.
- Intervenir en barrios vulnerables, donde el espacio público es clave para la calidad de vida.
Proyectos como Polinature demuestran que es posible implementar soluciones efectivas y de rápida ejecución para mejorar el confort térmico en las ciudades. La combinación de vegetación, agua y tecnología aplicada al diseño urbano puede marcar la diferencia en la lucha contra el calor extremo. Y tú: ¿ya sabes cómo puedes replicar estas iniciativas en tu propia ciudad?